Casi todos mis problemas desde que era un crío han sido por su culpa, pero ahí estaba, disfrutando como si nada pudiera afectarle. en el escenario se siente como pez en el agua, nació para cantar y el público la adora. yo la adoro. Tan bella... Ese vestido le encaja a la perfección insinuando unas curvas que me vuelven loco, junto con su pelo color fuego y sus ojos verdes y penetrantes. De sus labios rojos bebería los fuegos del infierno. Es como una sirena que me arrastra a lo más profundo del abismo irremediablemente. Pero no siempre fue así. No siempre estuve tan enamorado de ella. Es más,la odiaba con toda mi alma.
Mi padre era camarero en el local de su abuelo, un poderoso capo de los bajos fondos, y yo era el chico de los recados.Victoria era la única niña dela familia y me hacían jugar con ella cuando su padre y su abuelo hablaban de negocios. Para tener diez años era un auténtico demonio. Siempre me obligaba a hacer cosas que no quería y muchas veces me llevé alguna paliza de los demás chicos por no obedecerla, pero era la hija del jefe y siempre conseguía lo que se proponía. Yo sabía exactamente a qué se dedicaba su familia y estaba al corriente de todos los trabajos nocturnos de mi padre. Corrían los años veinte y los negocios nocturnos movían mucho más dinero que cualquier otro. Favores, préstamos, contrabando... y en todo aquello estaba metido mi padre, así que no tenía otra opción.
Aquello duró casi cuatro años hasta que Victoria se fue con su madre a Italia para terminar sus estudios, o eso fue lo que dijeron pero la verdad es que no corrían buenos tiempos y en los bajos fondos se libraba una terrible guerra por el poder. Mi padre fue una de las víctimas de tanta violencia poco después. Pero para mí fue un alivio deshacerme de ella. El tiempo pasó y todo aquello se quedó en el olvido. Crecí, prosperé dentro de la familia, ya no soy aquel chico cobarde y miedoso y aunque lo odia me encargo de la seguridad del local y de limpiar lo que los matones del jefe van ensuciando. Es una vida peligrosa pero no tengo otra, de momento.
La sorpresa fue cuando nos llamó el jefe a todos una tarde para presentarnos a alguien muy importante. Mientras charlábamos en el local se presentó acompañado de una joven más o menos de mi edad. Nos quedamos petrificados ante tal belleza pero más aún quedé yo cuando nos dijo quién era. No podía creerlo. Cuando todos se iban Victoria se acercó a mí y me preguntó si la recordaba. Cómo no iba a hacerlo.
En ese momento volvió a convertirse en el objeto de todos mis problemas. El jefe me puso a su cuidado como ya lo hiciera cuando éramos niños. Día a día descubrí cuánto había cambiado, aunque seguía consiguiendo todo lo que se proponía, eso si, con nuevos métodos. Las peleas de antes se convirtieron en tranquilas charlas y agradables paseos cuando alguna de sus locuras no nos metía en algún lío. Se había convertido en una chica encantadora pero tan peligrosa como la niña de hacía unos años, y poco a poco la amistad se fue convirtiendo en algo más. No sabía hasta qué punto lo lamentaría. Su regreso no era casual. Su padre iba a casarla con su pupilo y mejor amigo. Estaba muy enfermo y quería dejar su imperio en buenas manos. Gio era como el hijo que nunca tuvo. En ese momento intenté alejarme de ella, más que por miedo, para no hacerle daño pero el sentimiento era mutuo, así que una y otra vez nos veíamos a escondidas. No podía resistirme aunque conocía bien a Gio y sabía que no dudaría en castigarla si era necesario, o en asesinarme. Tenía un lado oscuro que el jefe no conocía y lo quería demasiado como para darse cuenta.
Conozco bien este mundo y durante años estuve preparándome para dejarlo atrás. En esas estaba cuando todo se desmoronó. Gio nos descubrió besándonos una noche cuando la dejaba en su casa después de actuar en el local. No tuve más remedio que hacerlo. Saqué mi cuchillo, que siempre llevo oculto por lo que pueda pasar, y le corté el cuello mientras forcejeábamos. Aunque me deshice del cuerpo y de todas las pruebas los rumores se acercaban demasiado a mí. El jefe hizo que vigilaran a Victoria sus mejores hombres y ha puesto la ciudad patas arriba para encontrar al culpable de la desaparición de Gio. Sé que me vigila así que será esta noche. Después habremos desaparecido como si nunca hubiéramos existido. Los dos estábamos de acuerdo en olvidar quiénes éramos hasta entonces. Victoria tenía claro lo que debía hacer, tumbarse tras los asientos y esperar a que la tormenta pasase. Lo preparé todo para que no hubiera fallos, y aquí estoy en la que puede ser la última noche de mi vida, con mis ametralladoras esperándolos en la calle a oscuras,el coche atravesado, debo ser rápido y letal o todo habrá terminado... Ahí vienen, no hay marcha atrás. Cuando le dije que daría la vida por ella no sabía hasta qué punto sería cierto... Comienza la tormenta...
Tinta y acuarela sobre papel fabriano
12x18cm
No hay comentarios:
Publicar un comentario