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"La misión del espantapájaros"

Ya a la venta "La misión del espantapájaros", un cuento para niños a partir de 6 años en el que he participado haciendo todos los ...

jueves, 27 de junio de 2019

"En las Mazmorras"

(por Jose Mª Santos)


Las escaleras bajaban retorciéndose sobre sí mismas en una espiral oscura e interminable. Desde la entrada podía olerse el hedor nauseabundo que subía desde abajo. Los guardias bajaron al prisionero a empujones haciéndolo caer en varias ocasiones y haciendo que se levantase a patadas y golpes de porra. Abajo el panorama era aún peor. Una amplia sala iluminada por antorchas y amueblada con toda clase de máquinas de tortura daba paso a otro pasillo estrecho con calabozos a ambos lados cerrados con grandes portones de madera o rejas.
            Los prisioneros se hacinaban en ellos, vestidos con andrajos y encadenados a las paredes o al suelo. La mayoría estaban mugrientos y apestaban y los que más tiempo llevaban estaban famélicos. Su dieta se basaba en un pedazo de pan y un poco de agua cuando se acordaban los guardias. Los suelos estaban llenos de toda clase de porquerías  y no era raro que de vez en cuando algún prisionero muriera y lo dejaran pudrirse allí entre moscas y ratas.
            El guardia abrió la puerta del fondo, empujaron al prisionero al interior y lo encadenaron a la pared. Aquella jaula estaba algo mejor que las otras que había visto fugazmente al pasar y solo tenía un prisionero hasta entonces. Los guardias salieron y cerraron el portón con llave y una pálida luz lo recorrió hasta desaparecer entre los goznes y dejándolos a oscuras. Al rato el antiguo prisionero habló con voz débil.

-Bienvenido al infierno. –Dijo.

-Esto no se parece en nada al infierno, créeme.

-¿Por qué estás aquí? ¿Cómo te atraparon? Perdona si te molesto, pero llevo semanas solo en esta prisión y sin hablar con nadie.

-Intenté asesinar a alguien importante. –Respondió sonriendo y las cadenas repicaron en la oscuridad.- Y me dejé atrapar.

-A mi me acusaron de usar magia prohibida. –Continuó.- Lo que es cierto.

-Lo sé. Por eso estoy aquí. –Y al levantar la cabeza y encontrárselo frente a su cara se asustó y cayó de espaldas al suelo.  –Necesito que me ayudes.

-¿Cómo…? –Alcanzó a preguntar cuando sus cadenas se volatilizaron. –Es imposible usar la magia aquí dentro. Lo he intentado.

-Mi magia es más poderosa que eso. Pero tenía que hacerlo desde dentro. –Respondió- Te sacaré de aquí a cambio de que me enseñes eso que no quieren que hagas.

-¿Quién eres? –Preguntó mientras le extendía la mano en señal de gratitud.

-Eso ahora no importa. A su debido tiempo tu y todos lo sabrán. –Respondió de nuevo estrechando su mano y ayudándolo a levantarse.

            En la oscuridad, apenas iluminado por la luz de las antorchas que entraba por el hueco de la puerta pudo ver su rostro, de porte noble y hermoso, con perilla y pelo largo, negro y trenzado. No sabía quién podía ser aquel hombre que había burlado la magia del Gran Magíster de la ciudadela y estaba dispuesto a sacarlo de allí, pero podía intuir que era poderoso, más de lo que llegaría a ser él nunca. Tampoco le importaba. Había pasado en aquel pozo apestoso demasiado tiempo como para importarle. Los ojos de aquel extraño brillaron con una tenue luz esmeralda y un instante después habían desaparecido en una nube oscura como la noche sin luna. Cuando, transcurridas varias horas, volvieron los guardias a por el prisionero para interrogarlo no pudieron explicarse cómo y por qué estaba vacío el calabozo...



Lápices acuarelables y tinta sobre papel Fabriano
18x12cm

Concurso de micro relatos "Micro fantasías 2019"

"La puerta del árbol"
(por Jose Mª Santos)



Me estaba aburriendo del día de campo, así que me fui solo a dar un paseo. Fue entonces cuando encontré un insecto extraño y lo seguí hasta un árbol. Pensé que era mi imaginación pero vi cómo se metía por una puerta grabada en el enorme tronco. Y aquí estoy ahora en un lugar maravilloso junto a mi nueva pequeña amiga de alitas transparentes.



sábado, 8 de junio de 2019

"La tormenta"

(por Jose Mª Santos)

    Casi todos mis problemas desde que era un crío han sido por su culpa, pero ahí estaba, disfrutando como si nada pudiera afectarle. en el escenario se siente como pez en el agua, nació para cantar y el público la adora. yo la adoro. Tan bella... Ese vestido le encaja a la perfección insinuando unas curvas que me vuelven loco, junto con su pelo color fuego y sus ojos verdes y penetrantes. De sus labios rojos bebería los fuegos del infierno. Es como una sirena que me arrastra a lo más profundo del abismo irremediablemente. Pero no siempre fue así. No siempre estuve tan enamorado de ella. Es más,la odiaba con toda mi alma.

    Mi padre era camarero en el local de su abuelo, un poderoso capo de los bajos fondos, y yo era el chico de los recados.Victoria era la única niña dela familia y me hacían jugar con ella cuando su padre y su abuelo hablaban de negocios. Para tener diez años era un auténtico demonio. Siempre me obligaba a hacer cosas que no quería y muchas veces me llevé alguna paliza de los demás chicos por no obedecerla, pero era la hija del jefe y siempre conseguía lo que se proponía. Yo sabía exactamente a qué se dedicaba su familia y estaba al corriente de todos los trabajos nocturnos de mi padre. Corrían los años veinte y los negocios nocturnos movían mucho más dinero que cualquier otro. Favores, préstamos, contrabando... y en todo aquello estaba metido mi padre, así que no tenía otra opción.

    Aquello duró casi cuatro años hasta que Victoria se fue con su madre a Italia para terminar sus estudios, o eso fue lo que dijeron pero la verdad es que no corrían buenos tiempos y en los bajos fondos se libraba una terrible guerra por el poder. Mi padre fue una de las víctimas de tanta violencia poco después. Pero para mí fue un alivio deshacerme de ella. El tiempo pasó y todo aquello se quedó en el olvido. Crecí, prosperé dentro de la familia, ya no soy aquel chico cobarde y miedoso y aunque lo odia me encargo de la seguridad del local y de limpiar lo que los matones del jefe van ensuciando. Es una vida peligrosa pero no tengo otra, de momento.

    La sorpresa fue cuando nos llamó el jefe a todos una tarde para presentarnos a alguien muy importante. Mientras charlábamos en el local se presentó acompañado de una joven más o menos de mi edad. Nos quedamos petrificados ante tal belleza pero más aún quedé yo cuando nos dijo quién era. No podía creerlo. Cuando todos se iban Victoria se acercó a mí y me preguntó si la recordaba. Cómo no iba a hacerlo.

    En ese momento volvió a convertirse en el objeto de todos mis problemas. El jefe me puso a su cuidado como ya lo hiciera cuando éramos niños. Día a día descubrí cuánto había cambiado, aunque seguía consiguiendo todo lo que se proponía, eso si, con nuevos métodos. Las peleas de antes se convirtieron en tranquilas charlas y agradables paseos cuando alguna de sus locuras no nos metía en algún lío. Se había convertido en una chica encantadora pero tan peligrosa como la niña de hacía unos años, y poco a poco la amistad se fue convirtiendo en algo más. No sabía hasta qué punto lo lamentaría. Su regreso no era casual. Su padre iba a casarla con su pupilo y mejor amigo. Estaba muy enfermo y quería dejar su imperio en buenas manos. Gio era como el hijo que nunca tuvo. En ese momento intenté alejarme de ella, más que por miedo, para no hacerle daño pero el sentimiento era mutuo, así que una y otra vez nos veíamos a escondidas. No podía resistirme aunque conocía bien a Gio y sabía que no dudaría en castigarla si era necesario, o en asesinarme. Tenía un lado oscuro que el jefe no conocía y lo quería demasiado como para darse cuenta.

    Conozco bien este mundo y durante años estuve preparándome para dejarlo atrás. En esas estaba cuando todo se desmoronó. Gio nos descubrió besándonos una noche cuando la dejaba en su casa después de actuar en el local. No tuve más remedio que hacerlo. Saqué mi cuchillo, que siempre llevo oculto por lo que pueda pasar, y le corté el cuello mientras forcejeábamos. Aunque me deshice del cuerpo y de todas las pruebas los rumores se acercaban demasiado a mí. El jefe hizo que vigilaran a Victoria sus mejores hombres y ha puesto la ciudad patas arriba para encontrar al culpable de la desaparición de Gio. Sé que me vigila así que será esta noche. Después habremos desaparecido como si nunca hubiéramos existido. Los dos estábamos de acuerdo en olvidar quiénes éramos hasta entonces. Victoria tenía claro lo que debía hacer, tumbarse tras los asientos y esperar a que la tormenta pasase. Lo preparé todo para que no hubiera fallos, y aquí estoy en la que puede ser la última noche de mi vida, con mis ametralladoras esperándolos en la calle a oscuras,el coche atravesado, debo ser rápido y letal o todo habrá terminado... Ahí vienen, no hay marcha atrás. Cuando le dije que daría la vida por ella no sabía hasta qué punto sería cierto... Comienza la tormenta...





Tinta y acuarela sobre papel fabriano
12x18cm

Concurso de micro relatos "Porciones del alma" 2019

"La playa"
(por Jose Mª Santos)


La cena fue maravillosa. La luna iluminaba tenuemente la playa mientras paseaban lentamente cogidos de la mano. La brisa nocturna les traía el aroma del mismo día en que se conocieron. La espera valió la pena. Ahora podían estar juntos y realizar todo aquello que imaginaron mientras el mismo mar que ahora acariciaba sus pies descalzos los separaba.




Playa de Islas Maldivas llena de organismos bioluminiscentes.

"Keko Rasta" 13

"Keko Rasta" vuelve a la carga y aunque no le tiene miedo a nada le dieron ganas de salir corriendo de esos monstruos de lana de roca... pero el "equipo Rasta" se hizo con ellos...




"El tren"

(por Jose Mª Santos)


Hacía más de dieciocho años que no montaba en tren. Creo que casi desde que empecé el instituto. Un viajecito corto de clase para visitar una ciudad cercana monumental. Mucho ha cambiado todo desde entonces. He crecido, trabajo… Eso me trajo hoy precisamente a la estación. Ayer mi jefe me llamó de urgencia para sustituir a un compañero accidentado y ahí estaba yo, a punto de empezar un viaje cruzando el país casi de punta a punta,  con la maleta y los trastos junto a mi hermano que me había llevado. Sorprendentemente la estación estaba llena de gente. Dicen que nuestros trenes tienen pocos viajeros, pero no ese día al menos. Estaba un poco nervioso y el tren llegaba con algo de retraso pero al fin allí estaba, antes incluso de lo que yo pensaba tras las últimas noticias.
Me despedí de mi hermano y busqué el vagón al que tenía que subir, justo el de la punta contraria a donde me encontraba, y entre el tumulto busqué mi asiento. Después de tanto tiempo no recordaba muy bien cómo era por dentro, viejo y anticuado, como si no los hubiesen cambiado en años. El hueco para las maletas estaba repleto de ellas y casi no encontré hueco para la mía. Finalmente la metí como pude entre otras dos esperando que no se cayera durante el viaje. Me acomodé en mi asiento y esperé a que se pusiera en marcha. El vagón estaba casi lleno, gente mayor la mayoría excepto una chica al fondo que viajaba con sus padres y otra que se sentaba a mi lado y en la que no me había fijado hasta entonces.
El tren se ponía en marcha, ya no había vuelta atrás, y empezaba el traqueteo de las vías, los tirones y el ruido y poco a poco se me iban pasando los nervios. La verdad no se va del todo mal, pero tampoco brilla por su comodidad y un viaje de varias horas se hace pesado. Aun así, la chica de al lado se quedó dormida poco después. Me había llevado de todo para pasar las ocho horas de viaje. Mi cuaderno de dibujo, el libro que leía en esos momentos, la libreta donde escribo esto… pero era difícil hacer cualquier cosa a gusto. Me conformé con ver mis redes sociales de vez en cuando y escuchar las batallitas de un trío de personas mayores que se divertían recordando viejos tiempos en los sillones del otro lado del pasillo. Estación tras estación la gente entraba y salía del tren pero yo continuaba, mi parada era la última. Poco a poco podía ver las caras de cansancio por el viaje. Cuatro horas eran muchas horas allí sin hacer nada y por fin anunciaban el final del trayecto.
Aquella estación no tenía nada que ver con la nuestra. Cientos de personas subían y bajaban de varios trenes en diferentes vías. Los andenes eran mucho más largos, igual que las escaleras mecánicas que me subían al complejo de la estación. Aquello era como una pequeña ciudad. Tiendas, gente por todas partes y yo tenía que encontrar la puerta por donde tenía que hacer el trasbordo. Todavía tenía tiempo, incluso me dio tiempo de cenar algo y preguntar a una chavalita muy simpática en información que me resolvió todas las dudas en un momento.
Sólo quedaban veinte minutos para la salida y la fila ya era interminable, como el tren que tenía que coger.  Tras bajar otras escaleras mecánicas me enfilé de nuevo en busca de mi vagón. Caminar y caminar. No calculé cuánto pero aquello era interminable. Finalmente llegué y al entrar me encontré con algo totalmente diferente al anterior. Más espacio, asientos muy cómodos, la luz más tenue, monitores donde nos pusieron luego una película. El anterior me parecía prehistórico en comparación con este. Nada de traqueteo, ni un solo movimiento brusco a pesar de ir a doscientos kilómetros por hora. Allí si que era fácil quedarse dormido o leer o escribir. Además parecía que el destino me sonreía y ponía a mi lado otra bonita muchachita aunque apenas hablamos nada mientras estaba inmersa en su teléfono móvil. Tampoco me interesé mucho y me entretuve con la película. Ya la había visto pero era entretenida. Las tres horas del viaje se me pasaban volando y el tren llegaba a su destino final para, al salir, encontrarme otra vez con cientos de personas entrando y saliendo de una estación tan grande como la anterior o incluso más. Cosas de las grandes capitales. Así, cargado con mi maleta y mi mochila, llegaba a la gran ciudad donde me esperaban los compañeros. Dejaba atrás ocho horas de viaje y novecientos kilómetros en los que los nervios iniciales se me fueron disipando poco a poco. Era hora de descansar para la aventura que me esperaba a la mañana siguiente, pero eso es otra historia.




"La niebla"

(por Jose Mª Santos)


-¿Los llamaste para decirles que ya vamos de camino para allá?
-Si, nos están esperando. Ya arreglaron la habitación y todo donde nos quedaremos.
-Hace tanto que no los veíamos…
-¡Uf! Y mucho más desde que no nos juntamos para pasar un fin de semana…
-¿Recuerdas la última juerga que nos corrimos juntos?
-¡Cómo no…! Sofía nos la jugó esa noche…
-¿Te arrepientes?
-Eres tonto ¿lo sabes?
-Lo sé, lo sé… Jajajaja
-Fue lo mejor que han hecho por nosotros. Han sido los dos mejores años de mi vida.
-¡Y eso que no estábamos del todo sobrios! Ya llevábamos algunas cervezas encima…
-Cierto… No corras mucho. No me gusta la carretera con niebla y menos de noche.
-Deberíamos haber salido antes. Es extraño, no suele haber niebla por esta carretera y cada vez es más densa.
-Por eso… No sé tú, pero yo no veo nada.
-A penas puedo ver a veinte metros. Llama a Sofía, puede que nos retrasemos un poco.
-No tengo cobertura. Y tampoco va Internet.
-¿Con el mío tampoco?
-Nada. Esperaremos un poco a ver si salimos pronto de esta niebla. ¿Qué le pasa a la radio? Se fueron todas las emisoras.
-Pon el cd…
-Tampoco suena, creo que te quedaste sin radio en el coche.

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-¿Siguen sin dar señal?
-Nada. Tienen los teléfonos apagados o sin cobertura.
-Según dijeron ya deberían haber llegado hace horas.
-¿Les habrá pasado algo? Ya estoy un poco preocupada.
-Seguro que se entretuvieron en algún sitio, son casi tres horas de viaje.
-Pero ya hace más de ocho desde que dijeron que salían, y esta foto es de poco después, cuando entraron en la carretera de camino para acá.
-Llamaré a sus padres, o al hermano de Toni a ver si saben algo.
-Yo intentaré llamarlos otra vez…

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-Por fin salimos de esta niebla asquerosa.
-Si, ya estaba poniéndome muy nerviosa. Y por lo menos volvió a funcionar la radio, parece que la niebla también la puso nerviosa, jajaja.
-No sé que le habrá pasado… ¿Se pusieron todos de acuerdo para hablarnos por whatsapp al mismo tiempo? No para de sonar…
-Parece que se volvió loco. Ciento ochenta mensajes y cincuenta llamadas perdidas. De Sofía, de tus padres y los míos, de tu hermano… ¡Vaya…! ¿Nos llamó toda la gente?
-¿Cómo?
-Y el tuyo también tiene un montón…
-Es muy raro, algo tiene que estar mal.
-¡Oh! Mira, Sofía de nuevo… Hola Sofi, ¿Qué pasó?
- …
-¿Cómo que qué nos pasó a nosotros?
- …
-¿Preocupados?
- …
-¿Cómo que ocho horas? Hace una que salimos de casa. Te estás quedando conmigo…
-¿Qué dice?
-Pregunta si nos ha pasado algo. Que llevan ocho horas intentando contactar con nosotros. Llamaron a toda la gente por si sabían algo.
-Están de broma, ya sabes cómo son. Mira el reloj.
-Llegaremos en una hora más o menos Sofi. Tranquila que estamos bien.
- …
-Nada, puedes estar tranquila, nos vemos enseguida.
- …
-Hasta ahora…. ¡Qué graciosa la tía! Ocho horas dice… Toni… Mira esto…
-¿Qué es?
-La hora del teléfono… se ha actualizado y… han pasado ocho horas…
-Debe estar mal. Mira el mío…
-No puede ser que los dos estén mal… El periódico digital también tiene la fecha cambiada…
-Una gasolinera, vamos a mirar, ya me estás preocupando…
-No hace falta que bajes, yo preguntaré.
-¿Qué te ha dicho?
-Son las seis de la mañana… del sábado…
-¿Seguro?
-Totalmente, pensó que era una broma cuando le pregunté… pensará que estamos locos…
-¿Qué es lo que ha pasado?
-Tu sabes más de cosas raras pero ¿Y si la niebla…?
-No quiero pensar demasiado en eso ahora. Mira mi mano…
-Yo también estoy temblando. Vámonos, quiero llegar cuanto antes.
-Si. Luego intentaremos averiguar qué ha pasado con esas ocho horas que nos han robado…Intenta llamar a tus padres y ya los míos. Deben estar preocupados.




Concurso de micro relatos "la primavera" 2019

"Un nuevo comienzo"
(por Jose Mª Santos)


El día despertó brillante y despejado como hacía tiempo que no ocurría. Las flores llenaban todo de infinitos colores y su aroma dejaba un ambiente embriagador. Los pájaros cantaban una hermosa melodía para deleite de nuestros oídos y gran variedad de animalitos salían de su letargo llenándolo todo de vida. Algo había cambiado, la primavera había llegado.



La imagen puede contener: flor, planta, naturaleza y exterior

viernes, 7 de junio de 2019

"Daenerys Targaryen"

Después de año y pico a medio hacer y de problemas que casi me hacen dejarlo definitivamente en los últimos pasos conseguí arreglarlo y terminarlo, aunque no sea fiel al 100%, me doy por satisfecho con el resultado.



Técnica mixta sobre papel Gvarro.
42x29cm.

"Armaguedón"

(por Jose Mª Santos)

    Ya no había vuelta atrás. todo llega a su fin y nosotros estábamos condenados.Las predicciones más favorables hablaban de un dos por ciento de supervivientes en todo el mundo. Incluso los que intentaran esconderse no tendrían posibilidad de salvación. El impacto devastador, el fuego, un aire irrespirable durante decenas de años...
    Desde su descubrimiento se intentó por todos los medios deshacerse de "eso", pero fue imposible desviarlo y mucho más destruirlo. Sólo consiguieron que una devastadora lluvia de meteoritos esté asolando el planeta lentamente mientras "Lucifer" llega. Así lo llamaron. En las noticias no se habla de otra cosa. La gente vuelve a sus hogares desde todas partes del mundo para estar con los suyos, o al menos lo intentan, pero los medios de transporte están saturados.
    El meteoro caerá ésta misma tarde. Muchos no han aguantado la tensión y se han quitado la vida desesperados pero algunos permanecemos fuertes. No hay nada más que hacer, así que hemos decidido subir a la colina a esperar el final. En este momento sólo quería estar con una persona, Rebeca, que me acompaña mientras observamos el último atardecer de la humanidad. Mañana ya no estaremos cuando el sol vuelva a salir.
    Cogidos de la mano y sentados en lo más alto recordamos lo mejor de nuestras vidas, la mayor parte juntos. No hay lugar mejor ni mejor compañía para ver un último espectáculo que en primera fila junto a quien quieres. La traca final a este mundo que creamos poco apoco con esfuerzo y dolor. Fue caótico y complicado salir de la ciudad. Saqueos, vandalismo... Por suerte mi coche seguía intacto pero tuvimos que esquivar muchos otros, barricadas, personas corriendo de aquí para allá. La locura se había apoderado de la gente estas últimas horas pero aquí sólo se respira tranquilidad.
    El sol empezaba a caer dando al cielo unos tonos rojizos, rojo sangre de un mundo a punto de extinguirse, y cubriendo cada vez más de sombras la ciudad. Minuto a minuto se apaga y otro objeto toma protagonismo haciéndose cada vez más brillante. Ahora se veía claramente. Junto a él podían verse los restos de las explosiones de los intentos por detenerlo. Nos habían acompañado durante días pero ahora caían en mayor número.
    Rebeca estaba temblando. Le pasé el brazo por el hombro y se acurrucó junto a mí. La lluvia de meteoritos lo estaba barriendo todo antes de que "Lucifer" impactara contra la tierra. La oscuridad se hizo al desaparecer completamente el sol. Iluminados tenuemente por el asteroide  al encenderse por la fricción con la atmósfera vi por última vez aquellos ojos frente a los míos. Decían tanto con tan poco... Bajo aquel espectáculo tan hermoso y tan sobrecogedor al mismo tiempo nos fundimos en un abrazo y en un último "te quiero". Ya no quedará nadie para recordar momentos así, sólo caos y destrucción. Todos sabíamos que tarde o temprano llegaría de una forma u otra. La Tierra necesitaba renovarse y esta era la forma más rápida y menos dolorosa de hacerlo. El hombre desaparecerá junto con todo lo que hemos creado. Nos lo merecemos.




Acuarela y tinta sobre papel
18x12cm.

Concurso de micro relatos "Pluma, tinta y papel" 2019

El regreso
(por Jose Mª Santos)


El viaje había sido largo. El viento en contra lo había retrasado demasiado y tras la tormenta de noches atrás su única guía habían sido el sol y las estrellas. Pero por fin divisaba, desde lo alto de la proa, la luz del faro abriéndose camino entre la bruma nocturna. Lo había conseguido contra todo pronóstico pero tal vez ya era demasiado tarde para encontrarla allí, fiel a su promesa.




"Así es la vida"

(por Jose Mª Santos)

"Vivimos la vida a toda velocidad
buscando un camino que seguir
una persona con quien compartir
cada momento hasta la eternidad.
Persiguiendo sueños inalcanzables
de los que pocos se cumplirán,
deseos que hacen palpitar
a los corazones más invulnerables.
Y a veces nos sonríe el destino
dándonos algo de lo que buscamos,
guiando el camino por el que andamos
o devolviéndonos lo que perdimos."

Aniversario

(por Jose Mª Santos)

Como cada veintiuno de abril tenía que ser una noche especial, por eso había estado todo el día tan nerviosa. Ésta vez me tocaba a mi organizarlo. Cena para dos en un ambiente romántico y tranquilo: velas aromáticas sobre la mesa aunque siempre terminaba regalándome un ramo de rosas cuando llegaba que dejaban en el aire una fragancia especial, esa música relajante que tanto nos gustaba y que me enseñó en nuestra primera cena juntos, nuestras mejores galas, era el día ideal para ponerme el vestido rojo ceñido de tirantes que le volvía loco. Todo estaba listo para nuestro quinto aniversario, pero faltaba lo más importante, él. Sólo han pasado dos meses desde el accidente pero tenía que hacerlo, él habría querido verlo. Aún lo siento tan cerca que a veces creo que está a mi lado. Y allí estaba ahora, sentada mirando al vacío frente a mí, como si estuviera sentado conmigo esperando servir la cena. No sé cuanto tiempo lloré ni cuanto pasó desde que me quedé dormida. Ni siquiera sé si seguía dormida y todo era un sueño, pero sentí cómo alguien me acariciaba la mano suavemente. Al principio me asusté y pegué un brinco sobre la silla temblando pero luego creí comprender. Siempre decía que me amaría incluso más allá de la muerte. La verdad, he conocido muchos hombres, pero nunca antes uno como él, desde el día que lo conocí me demostró que me quería de verdad, atento y detallista, un galán y un caballero como pocos quedan, y con una pizca de locura que lo hacía irresistible. Solía bromear con que si un día nos casábamos dejaría a todos boquiabiertos en el momento en el que el cura dijera eso de “hasta que la muerte os separe”. Él respondería que no y los haría sufrir durante unos instantes para poder captar sus caras en fotos y vídeos, y reírnos luego cuando los viéramos. Luego seguiría con que lo haría más allá de la muerte, hasta el final de los tiempos. Creo que en lo más profundo de mí sabía que estaba allí, a mi lado, y no quería dejarme sola en un día tan importante.




Acuarela sobre papel.
12x18cm.

Ángel o demonio

"Todo ángel oculta un demonio"
Diseño para tatuaje.
Me pidieron un diseño de unas alas hace tiempo, una de ángel y otra de demonio, y cuando por fin me puse con ellas un flashazo me dio una idea, ¿por qué no hacer unas de ángel que se conviertan en demonio?