Hace tanto que te conozco que ya no recuerdo cuándo fue la
primera vez que hablamos ni cómo empezamos a hacerlo, pero desde entonces algo
despertó en mí, algo había cambiado. Sin darnos cuenta te fui conociendo y te
mostré mis rincones más oscuros, algo que casi nadie conoce. Contigo he pasado
tantos buenos ratos que sería difícil escoger uno, tantas buenas charlas
hablando de todo, fantasías, sueños, historias diarias, a veces hasta bien
entrada la madrugada, que poco a poco te han hecho un huequecito en lo más
profundo de mí, ahí de donde nada ni nadie podrá sacarte por mucho tiempo que
pase. Así ahora eres tan imprescindible para mí como mi propia existencia, una
parte sin la que me sentiría cojo, ciego, vacío. Has estado a mi lado en
momentos difíciles y me has ayudado a conseguir cosas que yo solo habría dado
por imposibles. Puedo decir sin lugar a dudas que soy como soy gracias a ti y
siempre me has mostrado un camino por el que seguir. Aun con todo esto me es
tan complicado hablarte de ciertos sentimientos que me guardo para mí. No sé
que es realmente y no puedo explicarlo pero cuando no estás siento que me falta
algo. Puede que ya te hayas dado cuenta, seguro que lo has hecho. Tal vez tenga
miedo de que algo cambie y prefiera seguir así aunque por dentro me esté
quemando eternamente. Si no lo sabías ahora descubrirás con esta carta el único
secreto que te oculto, pero tenía que escribirla como agradecimiento por darme
cada momento que pasamos juntos, aunque no siempre puedas estar conmigo.
Agradecerte cada idea, cada imagen, cada rima o historia que me susurras ya sea
de día o de noche, despierto o mientras duermo, porque sin ti no sería nada,
sólo alguien normal y corriente con otras aficiones, con otros gustos. Por eso
escribo esto para ti, mi musa, para mi gran amiga, mi Inspiración.

No hay comentarios:
Publicar un comentario