Nunca
olvidaré ese momento, el lugar donde todo comenzó. Allí estábamos, sentados en
aquella roca, como dos jóvenes enamorados mirando al mar. La luz rojiza del
atardecer le daba a la escena una atmósfera especial. Hasta entonces sólo
habíamos sido dos buenos amigos pero todo cambió. Nuestras miradas se cruzaron y
nuestros corazones empezaron a latir como uno solo.
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